lunes, 13 de febrero de 2012

Radio: Tanger, Montecarlo y Bonaire. (II parte y última)




Continuamos con la reseña sobre los comienzos de la transmisión de programas evangélicos a través de la radio:



“...Organización interna.
Los estudios para la grabación de mensajes en español siguen en Tánger, enviándose las cintas a Monte Carlo para ser transmitidas. Alemania ha montado soberbios estudios en Wetzlar, en colaboración con los doctores Freed. ¿Quién financia los programas en español? En cuanto a los gastos del programa de 15 minutos, de 14,00 a 14,15, funcionan “comités de ayuda” tanto en Londres como en Wetzlar y se envía ayuda “simbólica” desde bastantes iglesias de España. El otro cuarto de hora se utiliza por distintas organizaciones interesadas en la evangelización de España.
En el año 1959-60 se encargaron de la labor de “follow-up” (correspondencia interna) los señores Huck, quienes fueron expulsados de España, ya que las autoridades consideraron su labor como “propaganda”. Quedamos un tanto confusos en cuanto al follow-up, pero, en consultas con los hermanos en Alemania –ya organizados en Evangeliums Runfunk en Wetzlar-, se procedió a formar un comité de coordinación en España, del cual don José M. Martínez es el Presidente, don Juan Federico y don Ernesto Trenchard, secretarios conjuntos y el señor Weitbrecht, tesorero. De hecho la organización del Follow-up corresponde al señor Federico, y colaboran con él doña Carmen Puyoles de Stunt para la correspondencia femenina y don Joaquín Guerola para el Sudeste, amén de otros obreros que reciben aviso cuando surgen casos interesantes en su área de trabajo.

Follow-up.
Las finalidades de los programas y el follow-up pueden definirse como siguen: 1) Penetración eficiente y sostenida de amplios sectores de opinión pública, pues centenares de miles de personas han escuchado los programas. 2) Ayuda directa para personas que se interesan en el mensaje evangélico. 3) Estas personas llegan a ser salvos en algunos casos y en otros se mantiene con ellas una correspondencia que, por lo menos, les mantiene en contacto con la Palabra.
Para formar una idea del alcance del follow-up podemos notar la estadística siguiente: en el año 1.963 se escribieron y se enviaron sólo desde Zaragoza 11.700 cartas. En el año 1.964 el número descendió a 11.200. Todos los años se ofrecen y se mandan 2.000 ejemplares del Calendario con lecturas diarias. El número de “fichas” sobrepasa 4.000 en la actualidad. Un buen porcentaje de radioyentes dejan de escribir después de recibir el Nuevo Testamento ofrecido, pero eso no quiere decir, necesariamente, que han perdido interés en las cosas del Señor. Personas que dejan de escribir reciben comunicaciones de carácter general, de vez en cuando. La mayoría escribe de tarde en tarde, pero alrededor de 600 envían cartas con cierta regularidad y manifiestan verdadero interés en el Evangelio. Un buen número de almas salvas han sido añadidas a diferentes iglesias de diversa denominación en España, y en contados casos se han formado grupos que son –o podrán ser- iglesias locales. La dificultad en la formación de grupos estriba en la intervención adversa de ciertas fuerzas locales cuando llegan a saber –por correspondencia- que hay intercomunicación entre varias personas. Últimamente la entrega al Señor de un matrimonio en un centro industrial ha dado lugar a la formación de un grupo de creyentes, núcleo de una iglesia. Se han unido tres factores: la labor eficaz de los mensajes, las cartas, etc., del follow-up y el interés de los hermanos en la región.
No han tomado cuerpo todos nuestros sueños, pero sí se está llevando a cabo una labor positiva y seria.

Bonaire.
Con la amplia visión que les caracteriza, los doctores Freed han adquirido una propiedad en la isla de Bonaire, de las Antillas Holandesas, donde ya funciona una emisora con potencia de ¾ de millón de watios, con amplio alcance en los países hermanos de América. Piensan que por fin ha de beneficiar a España por medio de poderosas ondas cortas. Pedimos a Dios que dure mucho el gran esfuerzo realizado en Montecarlo, y que de fuerzas y ánimo a los hermanos que llevan la carga principal de la labor de correspondencia.”


(Revista “Edificación Cristiana”, Agosto-Octubre de 1.965)

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