lunes, 19 de marzo de 2012

Métodos de evangelización. (III parte y última, Año 1.965)



Terminamos la serie escrita en 1.965 por el conocido misionero don Ernesto Trenchard sobre “Métodos de evangelización”:

“... Los niños y el Evangelio.
Todo creyente comprenderá la importancia de que los niños de nuestras familias –y otros que se relacionan, directa o indirectamente, con nuestras iglesias – reciban al Señor como su Salvador antes de endurecerse sus corazones en los caminos del mundo. Si echamos una mirada a la gran familia cristiana evangélica extendida por todo el mundo, veremos que la gran mayoría se convirtieron en su niñez o su juventud, y no sólo eso, sino que un porcentaje muy elevado de los líderes de hoy fueron convertidos de pequeños.

a) Las escuelas dominicales. En su día tales “escuelas” eran novedades consideradas como “peligrosas” por algunos veteranos. Hoy en día nadie, en nuestros círculos, duda de la oportunidad –y aun de la necesidad- de la escuela dominical que suele ser actividad destacada en cada asamblea. Pero persiste la idea de que “cualquiera puede enseñar en la escuela dominical”, porque las lecciones han de ser “fáciles”. He aquí un error funesto que conviene desarraigar. El adulto que escucha la Palabra está presente en la reunión, porque quiere estar, y pondrá algo de su parte al fin de comprender el mensaje. El niño no es una persona adulta en miniatura, sino un niño, que tiene características muy diferentes de las de las personas mayores, y se aburre dentro de unos momentos si le forzamos a escuchar largas y solemnes oraciones y lecciones llenas de generalidades que no logran captar su atención. Al niño hay que estudiarle como niño, con el fin de preparar, cuidadosamente, un programa de lecciones bíblicas que suplan lo que su mente infantil puede absorber y retener. En Inglaterra, la CHILDREN´S SPECIAL SERVICE MISIÓN (íntimamente asociada con la UNIÓN BÍBLICA) se ha especializado, durante más de un siglo, en esta labor, que pronto podremos aprovechar, en cierto grado aquí, cuando aparezca el libro anunciado, “EL NIÑO Y LA ESCUELA DOMINICAL”, con su programa de lecciones y promesas de bosquejos para la ayuda de los profesores. No queremos que nadie deje de trabajar entre los niños por afirmar nosotros que la labor es difícil y que requiere su técnica especial, sino sólo que los instructores de hoy y de mañana se preparen bien para su magna tarea.

b) Campamentos para niños. En otra sección se describen esfuerzos para ayudar a jóvenes en sus estudios bíblicos y en su vida cristiana por medio de campamentos de verano. Tanto en Inglaterra como en otros países que gozan de una fuerte minoría evangélica, se ha venido empleando, durante largos años, el mismo método para ayudar a los niños. Se les provee de los necesarios cuidados, se les organizan sus juegos y excursiones y, a la vez, se les dan sus lecciones ilustradas, etc., que suelen recibir con sumo gusto. En los alrededores de Barcelona, la señorita Conesa, lleva años aprovechando estas posibilidades, como también, la señorita Carmen y sus ayudadoras, al llevar niños de Zaragoza a Castelldefels con el mismo fin. Como los niños son tan impresionables, es importante no “forzar” profesiones de fe durante los campamentos, que quizá no signifiquen más que crisis emocionales, pero si la prudencia se une con el celo, dentro del amor hacia las almas infantiles, mucho puede conseguirse. Lo que importa es que estas posibilidades se estudien en las distintas regiones y distritos, a fin de no caer en falta por no utilizar hermosas “redes” que el Señor pone a nuestra disposición. Hemos de estar dispuestos a aprender del ejemplo de fieles hermanos y hermanas que nos han precedido en estos esfuerzos, meditando en las palabras del Maestro: “Dejad a los niños venir a mí””



Autor: Ernesto Trenchard
(Revista “Edificación Cristiana”, Agosto-Octubre de 1.965)

1 comentario:

Noemi dijo...

Visitandoles nuevamente desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

RECIBAN MUCHAS BENDICIONES.