lunes, 18 de junio de 2012

Toro, 1.972. (I parte)


"Todo empezó hace unos tres años aproximadamente, cuando algunas personas de la iglesia de Valladolid sintieron el deseo de dedicar sus días libres a la distribución de literatura bíblica por los pueblos de Castilla. Todo el trabajo que esto implicaba podemos decir que era de pura artesanía, hasta la furgoneta de un hermano que fue acondicionada como el “coche oficial” del Centro de Difusión Bíblica. Cuanto más trabajábamos, más íbamos descubriendo la necesidad de esta labor, a la vez que las tremendas posibilidades despertaron en nosotros una nueva visión y un ejercicio de oración. Por fin, este año el Señor nos dio, casi simultáneamente, un coche bíblico y una carpa. Estos donativos ratificaron nuestra confianza de que estábamos en la voluntad del Señor y que era necesario enfrentar, con decisión y fe, el desafío de los pueblos de Castilla.
En nuestros corazones surgió el deseo de realizar una campaña de verano este año, contando con la colaboración de las iglesias locales de la región (Castilla y León). No sabíamos dónde ni cómo, pero no mucho después se abrió una puerta en la finca de don Florentino Dueñas, de Toro, quien puso a nuestra disposición dos casas. Soñando y orando, con la colaboración de unos treinta jóvenes, comenzamos en el mes de abril los trabajos de acondicionamiento del lugar. ¡Recuerden que calculábamos treinta personas!
El tiempo pasó volando colocando ladrillos, instalando agua y servicios, pintando paredes y haciendo mermelada. Y pronto nos vimos envueltos, sin ninguna experiencia previa, en la empresa más maravillosa que nos pudimos imaginar.
Llegó, por fin, el primero de julio de 1.972, y aparecieron aproximadamente treinta personas en el campamento, de todas partes de España. Comenzamos unas clases de preparación con un hermano muy experimentado en esta labor, don Vicente Galán, quien pensaba quedar sólo por una semana, pero al ver la magnitud de la tarea se quedó dos; después se quedó tres y, por fin, toda la campaña. Dios le mostró la necesidad de quedarse para seguir preparando a todos los jóvenes que pasarían por el campamento y para colaborar con la obra por los pueblos y la predicación del Evangelio. Al finalizar el mes de julio, unos ochenta jóvenes (algunos hasta de sesenta y más años de edad) habían trabajado con nosotros, incluyendo algunos del extranjero.
Llegó el fin de julio y nos dimos cuenta, después de un mes de experiencia, de lo mucho que teníamos que aprender en cuanto al servicio. Pero también fue un mes en el que experimentamos día tras día la grandeza de Dios. Agosto trajo una verdadera avalancha. Ni por un momento habíamos pensado que nos llegaríamos a reunir hasta cien personas a la vez, y que al llegar al final de la campaña unas ciento cincuenta personas habrían de participar con nosotros en esta labor. Gracias a Dios por las tiendas de campaña, que hicieron un servicio inestimable, y el mismo bibliobús, que también sirvió de dormitorio en bastantes ocasiones, además de la magnífica labor que desempeñó día tras día en los pueblos y en los barrios de Toro.
Damos continuamente las gracias a Dios por la vida de cada una de estas personas que vinieron a trabajar con nosotros. Diferentes edades: desde catorce hasta sesenta años; diferentes regiones: Cataluña, Andalucía, Galicia, León, Castilla, Aragón y Asturias; diferentes iglesias: algunas recién nacidas y otras con años de experiencia. ¡GLORIA A DIOS! UN SOLO CUERPO, unidos en amor, trabajando para un mismo Señor.
Por el testimonio de algunos jóvenes sabemos de su condición cuando vinieron a la campaña, su fe quebrantada por las filosofías del mundo, y cómo su estancia entre nosotros les revolucionó para bien. Ahora sus vidas tienen sentido y desean servir a Dios en el lugar donde Él les ha colocado.
Sobre la labor evangelística, estamos muy agradecidos al Señor porque se ha podido dar un testimonio claro y contundente por medio de la literatura, el testimonio personal casa por casa y la predicación al aire libre en unos cincuenta pueblos, muchos de los cuales volvimos a visitar varias veces. Cada día en las plazas tuvimos reuniones con veinte, treinta, cincuenta y hasta ochenta niños; y en muchas ocasiones se anunció el Evangelio a los mayores también. Casi mil niños solicitaron un sencillo curso sobre el Evangelio según San Lucas, y tenemos varios contactos muy interesantes, tanto entre los niños como entre personas mayores. Orad por el alcalde y el cartero de Peleagonzalo. Creemos que están muy cerca del Señor..."

(Continuará)
(Publicado en la Revista "Edificación Cristiana", noviembre de 1.972)
Foto: Bibliobús usado en la Campaña de Toro

No hay comentarios: