martes, 26 de marzo de 2013

Comienzo de la obra evangélica (AA. HH.) en “El Ferrol” (II parte, redactada en 1.977)

EL FERROL
También en 1.910 vino de Lugo a trabajar en El Ferrol un joven. Oyó cantar y entró en la Capilla y escuchó el Evangelio. El Señor ya estaba preparando al que fue su fiel siervo, nuestro hermano Vicente Rodríguez, tan recordado…, pues en una feria de la provincia de Lugo había comprado una Biblia al colportor Sr. Bouza. Asistiendo Vicente a los cultos asiduamente, el músico militar Sr. Bahamonde le ayudó a comprender las Buenas Nuevas de tal forma que por la gracia de Dios tres semanas más tarde Vicente se convirtió en seguidor de Cristo. Enseguida volvió a su pueblo para contar a los suyos la bendición que había recibido. Su querida madre desconfiaba durante dos años, pero al fin se convenció  que el cambio radical en el temple de su querido hijo era real, y así ella también fue salva por Jesucristo, único Redentor. Mi querida madre, doña Matilde, vio contestadas sus oraciones con esta bendición, antes que ella, mi madre, partiera para su morada celestial en abril de 1.912 a causa de una lesión al corazón.
En 1.920 salió don Vicente Rodríguez a la obra del Señor con su esposa doña Pilar, ella de la Iglesia de Carril. Ya se ha contado algo de las peripecias y aun graves peligros que juntos pasaron en su anhelo de evangelizar vendiendo Biblias y predicando en donde les fuese permitido. A despecho de mucha oposición y hasta amenazas con piedras, etc., abrieron obra en Lugo.
Normalmente, en El Ferrol a los jóvenes reclutas creyentes se les respetaba la conciencia. Pero hubo algunas excepciones, entre ellas el caso de nuestros hermanos Daniel Sampedro, de Santo Tomé, y el ahora difunto José Lino, de Marín. El 5 de junio de 1.954 anteriormente habiendo hecho constar con todo respeto que siendo evangélicos no podrían postrarse ante la “Hostia” ni ninguna imagen en acto religioso, se les ordenó formar con centenares de reclutas, para rendir culto en la misa que precedía a la Jura de Bandera. Un fraile, muy recién promovido a Capellán, insistió en que formasen. Daniel y José reiteraron que estaban dispuestos a “Jurar la Bandera” con toda lealtad, rogando, empero, que se les eximiese del acto religioso. Permanecieron, pues, en pie, al toque de “Rindan”, y fueron llevados presos. Después de cinco días fueron puestos en libertad hasta que se celebrase Consejo de Guerra, el cual tuvo lugar en octubre.
Las autoridades militares ferrolanas hicieron constar en el Sumario que “los jefes de los dos procesados tenían conocimiento que habían sido autorizados para no asistir a las Misas que en días festivos se celebraban en su Unidad, no perturbándoles la conciencia… se aprecia la carencia de perversidad en los delincuentes dados sus buenos antecedentes y conducta en el servicio, apreciando más bien en ellos un inquebrantable arraigo en la religión que profesan”.
Contrario a la propuesta del Consejo, que se condenase a los encartados a seis meses de Prisión Militar, el Supremo de Madrid dictó sentencia de dos años, alegando que habían desobedecido una orden puramente militar “que no lesionaba en lo más mínimo sus creencias”.
Gracias a un indulto general, y como premio a su buena conducta, el tiempo de prisión quedó reducido a quince meses. Durante este tiempo sirvieron nuestros fieles hermanos en cargos de confianza, y se les podía visitar y con frecuencia leer la Palabra de Dios y orar con ellos. Nos dijeron que antes de ser sentenciados nunca habían pensado cómo el Señor les ayudaría a dar su testimonio llenos de gozo, exactamente como les estaba prometido en Lucas 21:12-15. Esto impresionó mucho a sus superiores.
En día de Navidades de 1.964 principió a utilizarse una segunda capilla en El Ferrol, en calle Alegre, 112, barrio de Canido. Hacía diez años que dentro del casco de la ciudad se había alquilado un segundo lugar de testimonio. Pero resultando imposible obtener permiso para dedicar el local a la predicación del Evangelio, hubo que dejarlo. De manera que fue con gozo que al intentar de nuevo no hubo ninguna dificultad insuperable, pues el ambiente nacional y local estaba tendiendo a más tolerancia religiosa. ¡Gracias a Dios!
Pasaron más años, y, de las dos Iglesias hermanas, la primera, cuya capilla en la Carretera de Castilla se hacía estrecha, con muy grandes esfuerzos y sacrificios, compró y acondicionó un bajo amplio en una zona de ensanche de la ciudad.
El resultado es muy hermoso y atrayente, de construcción esmerada. La inauguración en junio de 1.975 de la nueva Iglesia, en calle Sartaña, fue ocasión de grande gozo para los creyentes de cerca y lejos, entre los centenares que asistieron para oír el Evangelio, algunos por primera vez.

 

ARES (Prov. De La Coruña, 1.916)…
 
(continuará)

 

(Escrito por Jorge de M. Davis para la revista “Edificación Cristiana”, nº5, 1.977)

 Foto: "Jura de Bandera" en El Ferrol.

lunes, 18 de marzo de 2013

Comienzo de la obra evangélica (AA. HH.) en “El Ferrol” (redactado en 1.977)


EL FERROL

"Poco después del principio de la obra en La Coruña, don Jorge Spooner, quien había ayudado a los hermanos Wigstone y Blamire, residió desde el año 1.879 al 1.884 en BETANZOS y en EL FERROL. Predicó en el Teatro Jofré, en donde centenares de ferrolanos escucharon la Palabra de Dios. Pero después de unos meses se quitó la libertad de cultos en cuanto al Teatro Jofré. Una de las que se convirtieron se llamaba Benita. No sabía leer ni escribir pero aprendió algunos salmos de memoria. Recuerdo que cuando mis padres, veinticinco años más tarde, vinieron a El Ferrol, todavía seguía ella fiel al Señor en una humilde casa en el ahora casi desaparecido Esteiro. Daba propinas a los niños para que leyesen en una Biblia grande que tenía, para que oyesen sus vecinas. Murió a los 80 años de edad, ciega, pero alabando al Señor.
En 1.880 Jorge Chesterman trabajó con Jorge Spooner en El Ferrol, vendiendo muchas Escrituras, como también en PUENTEDEUME, REDES, MUGARDOS y BETANZOS. Los dos visitaban con frecuencia a los creyentes en Arteijo y Loureda, y venían por mar a visitar a los hermanos en El Ferrol.
En 1.902, desde La Coruña don Jorge Chesterman visitó en la cárcel de Santiago a un joven recluta, José Graña, de Marín, convertido en Estribela. Este fue procesado y condenado a seis meses de reclusión por rehusar hincar la rodilla en el acto de la elevación de la “Hostia”. Le llevaron maniatado a la cárcel de La Coruña. Leyendo de esto en El Ferrol en los periódicos el Teniente Coronel don Juan Labrador, creyente (de Andalucía), fue compungido de corazón viendo la fidelidad de Pepe Graña; le visitó en La Coruña, y le abrazó en la celda y oraron juntos al Señor. Ahora don Juan tuvo que sufrir pena de “arresto menor”. Pero se llevó el asunto a Madrid, y al fin tanto él como el fiel José Graña fueron puestos en libertad.
El ejemplo del mozo de tal manera le aumentó la fe a don Juan Labrador, que ya no ocultó más su luz. Su testimonio avivado resultó en la salvación de otro oficial, el Capitán de Infantería de Marina, don Manuel Jordán. Los dos hablaron con sus compañeros y se convirtieron tres oficiales más y otros militares. Don Juan pedía tratados a Madrid, y con sus hermanos en la fe, los repartía por las aldeas de la comarca, hablando de Cristo a las almas. Sufrió perjuicios en su carrera pero fue fiel. Se le concedió el rango de General, pero con años de retraso.
Como se ha dicho, don Jorge Chesterman venía por mar a El Ferrol, y otros misioneros venían desde Marín para animar al nuevo grupo. También ayudaba el valiente colportor don Antonio Bouza, fruto de la obra anterior de los señores Spooner en Betanzos.
Con alguna frecuencia mis padres venían a Galicia desde La Carolina (Jaén) para visitar a nuestros parientes, la familia Chesterman. Con éstos visitaban a los creyentes en El Ferrol, con el resultado de que en abril de 1.905 mis padres vinieron a residir definitivamente en El Ferrol. El 3 de diciembre del mismo año se inauguró una Capilla Evangélica en un lugar muy céntrico. Durante seis meses se celebraron reuniones todas las noches, con la ayuda de don Enrique Turral, de Marín, y otros obreros. Las reuniones estaban abarrotadas de personas de todas las clases sociales, pero muy pocas tuvieron el valor de aquellos primeros creyentes para seguir al Señor Jesucristo.
El pequeño grupo aumentó lentamente. Con denuedo llevaron el testimonio del Evangelio a los alrededores, celebrándose culto por algunos años en LA GRAÑA y en SERANTES, con salvación de algunas almas en esas aldeas.
Entre los que creyeron en aquel tiempo fueron don Ángel Fernández y su esposa doña Vicenta. Ángel se convenció al ver entre los hermanos un amor que no había hallado nunca, decía, en las sociedades seculares que antes conocía. Por muchos años fue anciano en la Iglesia. Edificó el local en Carretera de Castilla en tiempos de persecución y dificultades para alquilar local.
También en 1.910 vino de Lugo a trabajar en El Ferrol un joven. Oyó cantar y… "
(continuará)
 
(Escrito por Jorge de M. Davis para la revista “Edificación Cristiana”, nº4 y 5, 1.977)

lunes, 11 de marzo de 2013

Comienzo de la obra evangélica (AA. HH.) en la provincia de “La Coruña” (redactado en 1.977)


“Si mirásemos atrás, al año 1.838, veríamos en la colina de El Castro de Vigo a dos extranjeros. Uno de ellos es Roberto Chapman: ambos se han descubierto la cabeza, y en aquella soledad suelen unidos hacer oración a Dios, mucha y ferviente súplica por España: que se abriese la puerta para que en aquel país prohibido de hacerlo, se predicase el Evangelio del amor de Dios.
Pasan cincuenta y cinco años, y en una carta escrita en noviembre de 1.893 el anciano y venerable Roberto Chapman recuerda a don Cecilio Hoyle esas oraciones, pues ya grandes cosas estaba Dios haciendo en Galicia y en otras regiones de España.
En febrero o marzo del año 1.875 dos jóvenes misioneros ingleses, Tomás Blamire y Jaime Wigstone, emprendieron su primer viaje a Asturias y Galicia.
Habían trabajado en Madrid y Barcelona incansablemente y sembrando la Palabra de Dios unos dos años, pero el Señor les puso en el corazón la necesidad de llevar también el Evangelio al noroeste de España. En aquel tiempo hubo libertad religiosa desde 1.868 hasta 1.876.
Sucedió, pues, que salieron de Madrid en tren a Busdongo. Estando un tramo del ferrocarril todavía incompleto, siguieron unas horas en diligencia, y otra vez en tren hasta Oviedo. Allí repartieron muchos Evangelios y tratados, asimismo en Gijón, esperando embarcar para La Coruña. El vapor hizo escala en la hermosa Ría de Ribadeo. Durante dos días trabajaron con gozo en Ribadeo, Castropol y Figueras. Otra noche a bordo les trajo a La Coruña. Allí visitaron los comercios y el puerto, siendo muy bien recibidos, y subieron a los vapores con tratados.
El Comandante les permitió entrar en el gran Cuartel con literatura para los 400 soldados que allí estaban de servicio.
Al ver con gozo cómo el Señor les había abierto una puerta para extender en Galicia el conocimiento de Su amor, en pocos días optaron regresar a Madrid por Oporto y Badajoz, lo que les costó nada menos que 27 horas en la baca de la pesada diligencia sólo para llegar a Oporto.
El 24 de abril vemos que sin tardar se encuentran de nuevo en La Coruña don Jaime y don Tomás, y la esposa de éste. Ella era de padres judíos, convertida a los veinte años, y él había sido oficial en la Armada inglesa, pero había dejado la carrera para servir al Señor enteramente y dedicar todo su tiempo a la obra.
Llegados así de nuevo a La Coruña, visitaron de casa en casa y muchos les escucharon con atención. En los barcos se encontraban a veces con marineros que ya habían recibido Evangelios y tratados en los puertos de mar de Inglaterra. En tres aldeas próximas a La Coruña con gran gozo predicaron al aire libre.
A primeros de julio de 1.875 abrieron un local en Plaza de Pontevedra, 9, tan conocido por muchos años. Cuando se anunció la apertura, centenares de personas quedaron fuera. Se anunció una reunión para las 6 de la tarde del domingo siguiente. A las 4 ya estaban grupos de personas, y a las 5.30 era tan inmensa la multitud, que celebraron dos reuniones seguidas, abarrotadas de gente. Los que no pudieron entrar llamaban: ¡Que salgan y nos hablen desde el balcón!”. Nuestros hermanos decían entre sí: “¡Ojalá deseen escuchar a Dios antes que a nosotros!”
Sobre este suceso memorable consta el relato que sigue, dado unos diez años después por don Tomás Blamire en Londres el mes de octubre de 1.886.
“Hace casi catorce años desde que el Señor nos guió a don Jaime Wigstone y a un servidor para servirle en España, sin conexión con ninguna sociedad o comité misionero, pero confiando con sencillez en el Señor para todo, y mirando a nuestro Padre para que nos supliese toda necesidad. Nuestra obra es en el noroeste de España.
En 1.875 fuimos a La Coruña y alquilamos un local para predicar el Evangelio. Después acudimos al Sr. Gobernador para obtener su permiso para abrir el local. Pero él contestó: “Prohíbo cualquier enseñanza pública, y lo que me pesa es no poder meterles en la cárcel ahora mismo”. Nos fuimos, pues, al Cónsul Británico, y él dijo: “Vuelvan ustedes al señor Gobernador y díganle de mi parte que van a abrir el local en tal y tal día”. Así lo hicimos, yendo de buena gana. El Sr. Gobernador se indignó tremendamente, y telegrafió a Madrid en contra de nosotros. Obtuvo respuesta, pero no era en ninguna manera la que esperaba, pues lo que se le contestó fue: “Guárdese V. E. de molestar a estos señores y además en el caso de cualquier escándalo tendremos a V. E. por responsable”. Por tanto, se vio obligado a ceder, y mandó a siete guardias para protegernos. Así que comenzó la obra, y ha seguido bien. Muchos han sido llamados de las tinieblas a la Luz. ¡Bendito sea su Santo Nombre!
Os cuento este relato de cómo principió, porque es una muestra de nuestras experiencias en muchos sitios. Vez tras vez hemos visto la buena mano de Dios sobre nosotros justamente cuando parecía que el enemigo iba a ahogarnos.
Con el tiempo y extendiéndose el interés, abrimos más obra en aldeas y pueblos del distrito, y ahora hay en Galicia ocho o diez locales abiertos para la predicación de la Palabra y para adorar al Señor.
Nuestras dificultades han sido grandes; hombres se han opuesto terriblemente, nos han llevado presos, nos han amenazado con catorce años de cárcel… Algunos de nuestros convertidos estás presos, y otros sometidos a juicio, todo por amor de Cristo, desde luego por denuncias falsas, siendo que es en contra de la Ley apresar a un hombre por el hecho de hacerse “protestante”.
Los dos últimos lugares que se han abierto se hallan cerca de Portugal: uno en Marín, un pequeño puerto de mar, y el otro en una aldea cercana.”
En octubre del mismo año inaugural escribía doña Rosseta de Blamire: “Hemos tenido el gozo de ver que algunas almas profesan que han hallado en Jesús su propio y todo-suficiente Salvador. Creo que cada uno ha tenido antes una Biblia, comprada desde que hay libertad religiosa”. En noviembre dice: “Nueve personas escuchan el Evangelio constantemente y nos han dicho: Vemos la diferencia, y confiamos solamente en Jesús. Cinco de ellos han sido bautizados. Una mujer, amando a Jesús, quemó las imágenes de santos y los crucifijos ante los cuales había rezado veinticuatro años. Ella y su marido han sido echados de su casa por causa del amor a Jesucristo. Otro ha cambiado su ocupación a causa de la conciencia. Estas cosas demuestran sinceridad. Desde que llegamos hemos vendido 100 Biblias.”
Abrieron obra en Arteijo y Loureda, en donde hubo fruto para el Señor, almas salvas. Algunas de ellas sufrieron duras persecuciones.
Entretanto que desde La Coruña se extendía el Evangelio por las Rías Bajas, en 1.880 vino a La Coruña otro siervo de Dios, don Jorge Chesterman, cuñado de don Enrique Payne (padre), de Barcelona, y con su familia sirvió activísimamente en las cuatro provincias de Galicia. El fue seguido en 1.910 por don Enrique Payne (hijo), quien después de dieciséis años de servicio para el Señor con sus padres en Barcelona, se trasladó con su familia a La Coruña. Don Enrique y mi padre, don Jorge Davis, buscaron un local más céntrico en La Coruña, y alquilaron lo que hoy la Capilla Evangélica en calle Panaderas, 14. Se inauguró en noviembre de 1.915, y a pesar de mucha oposición la asistencia aumentaba. Las autoridades siempre favorecieron, guardando el orden los municipales: “siempre tan buenos”, decía don Enrique.
Iniciando la obra en la Coruña, Marín, Santo Tomé, Vigo y otros sitios, los hermanos Jaime Wigstone y Tomás Blamire prosiguieron incansables; el primero en Andalucía, y el segundo mayormente en Marín, en donde el Señor le llamó a su presencia en 1.894. Al partir de este suelo, don Tomás dictó las palabras siguientes: “¡Tengo paz en mi alma, mi porvenir es brillante, tengo el cielo delante! Mi última palabra a mis hermanos es que se consagren al Señor y vivan para Él más que nunca; y mi palabra a los que no son del Señor es que huyan para refugiarse en Cristo cuanto antes”. Don Tomás había bautizado a centenares de personas en los lugares ya mencionados.
 

EL FERROL … (continuará)

 

(Escrito por Jorge de M. Davis para la revista “Edificación Cristiana”, nº4, 1.977)

 

lunes, 4 de marzo de 2013

Presentación de los libros: “Ecología y Cambio Climático" y “Generaciones” en Madrid (16 de Marzo de 2013)


Hemos recibido el cartel informativo de la invitación para asistir a la presentación de los libros "Ecología y Cambio Climático" de los autores Miguel y Pablo Wickham (Andamio/CEFB) y “Generaciones”, escrito por el Dr. Tim Grass (CEFB). La presentación se realizará en Madrid, en el local de la iglesia evangélica "Resurrección y Vida" (C/ Ricardo Ortiz, 74), el sábado 16 de marzo a las 7 de la tarde.

 

“ECOLOGÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO”: "es una señal del despertar ecológico que, dilatadamente, está experimentando el movimiento evangélico a nivel mundial" (René Padilla), "El cambio climático es la última evidencia de nuestro fracaso en ejercer una mayordomía adecuada, y constituye una oportunidad crítica para mejorar la situación" (Iniciativa Evangélica por el Clima)

 

Del libro “GENERACIONES” incluimos la reseña realizada por David Vergara:

 

“Presentamos un libro único para entender la influencia de los misioneros británicos en las Asambleas de Hermanos de España entre 1834-1990, es decir, cómo se formaron las Asambleas de Hermanos en nuestro país y su desarrollo posterior hasta llegar a nuestros días. Indudablemente, quien quiera saber qué son los Asambleas de Hermanos, de dónde provienen gran parte de los principios que se han ido moldeando, y también el contraste con las Asambleas británicas, de donde proceden la mayoría de los misioneros que comenzaron la obra de las Asambleas aquí, no puede dejar de leer este libro.

El autor de esta obra es el Dr. Tim Grass, quien ha visitado nuestro país en varias ocasiones; este escritor es redactor y tutor ocasional en el Colegio Spurgeon de Londres, donde los estudiantes se preparan para el ministerio en las iglesias bautistas. Además, ha servido al Señor diez años como pastor bautista, y es autor de varios libros: “Gathering to His Name: The Store of Brethren in Britain and Ireland” (2006), “SCM Core Text: Modern Church History” (2008), y “F. F. Bruce:  A Life” (2011).

“Generaciones” nos explica cómo el movimiento de los Hermanos es la denominación que probablemente ha enviado más misioneros al mundo desde Gran Bretaña cuando en 1830 evangélicos de varias denominaciones se reunieron en diferentes ciudades especialmente en Plymouth (Inglaterra). Su afán era estudiar la Biblia conforme al modelo del Nuevo Testamento sin estar encorsetados por las tradiciones eclesiales que se habían añadido durante siglos en las iglesias. En sus reuniones todo creyente varón (y a veces también mujer) tenía libertad para hablar en la “Asamblea”, con el tiempo formaron ministros de culto que como el resto de hermanos de la congregación tenían un alto grado de conocimiento bíblico y se preocuparon por la evangelización mundial. En diez años, se produjeron dos ramas, una exclusivista (darbistas), cuya presencia en España fue muy escasa, y los “Hermanos Libres”  que formaron la agencia misionera “Echoes of Service” en Gran Bretaña. Durante el siglo XIX, España atrajo mucho a los misioneros británicos, donde eran casi los únicos que nos ayudaban, hasta que en la actualidad la mitad de los misioneros de los Hermanos en España son de Norteamérica. A estos esfuerzos se sumaron el testimonio de muchos hermanos pertenecientes al ejército británico destinados en la zona de Cádiz, y también el de ingenieros de minas y ferrocarriles que ejercían su profesión en España.

La segunda visita de Robert C. Chapman y el trabajo del colportor George Borrow entre 1836-1843 impulsaron notablemente la evangelización en nuestro país, después llegaron Lawrence, Gould y muchos otros de los que el libro no sólo aporta una información notable, sino incluso imágenes. Así podemos ver ilustraciones de los colegios evangélicos en Chamberí, donde se ubica actualmente la asamblea de Trafalgar, la capilla de Ares, o fotos de Chapman, los Sres. Gray, Woodford, Trenchard, o Eduardo Turrall, entre otros.  Al margen de las fotos, mapas y listados de obreros, encontraremos una división en cuatro bloques: Los pioneros (1834-1898), los “Patriarcas” (1898-1923), “Los que practicaban” (1923-1950), y “Los que perseveraban” (1950-1990), hasta llegar a la conclusión final.

Quien se acerque a esto libro, descubrirá para su sorpresa que no está escrito para mostrar una imagen idílica de la obra donde los obreros son tratados como las biografías hagiográficas de los “santos” de otras religiones, sino con realismo, enfrentando lo positivo y lo que había que mejorar, dando gracias al Señor quien llamó a aquellos que lo dejaron todo; estos con mayor o menor acierto tuvieron el sueño de que España fuera para Cristo. De sus estrategias al utilizar en los inicios especialmente los entierros para evangelizar o la escolarización, donde los protestantes tenían fama de ser pioneros en los nuevos métodos pedagógicos, lo que hoy implicaría conocer las “nuevas tecnologías”, lo beneficioso incluso de momentos críticos a causa de la guerra para dejar que los hermanos “autóctonos” tomaran responsabilidades, o la protección de los lugares de culto con la Continental Lands Company, y la creación de FONDEVAN, son momentos demasiado importantes para la obra en nuestro país que no debemos ignorar, al margen de la denominación protestante a la que pertenezcamos.

El libro está muy bien documentado, con una amplia selección de los informes de Echoes of Service, donde se plasma el cambio de realidad social y también la transformación de la visión en las iglesias de España y el Reino Unido. Un trabajo así, nos lleva a una sincera reflexión y a preguntarnos delante del Señor, cuál es nuestro papel en los siguientes pasos de su obra.”