lunes, 30 de septiembre de 2013

Fue noticia... en 1.968


 
Los obreros de las AA. HH. de España en el año 1.968 informaban de forma breve sobre el avance del evangelio en "Ecos del Campo", suplemento de la revista "Edificación Cristiana":

 

- Don Ramón Vega, Linares, da noticias animadoras de bendición en Linares (Jaén). Los ancianos de las varias asambleas en Andalucía tienen el propósito de reunirse de vez en cuando para estudiar las necesidades de la región, pidiendo luz del Señor para suplirlas hasta donde sea posible. Que los lectores sigan orando por el Hogar para Ancianos proyectado para Linares.

 

- Don Juan Federico, Zaragoza, se ha interesado mucho en la obra en Logroño donde ya existe una pequeña sala para reuniones. La ayuda prestada desde Zaragoza supone un gran esfuerzo para los hermanos de la asamblea de la calle Cidón, y necesitan nuestras oraciones. Señas de la capilla en Logroño, calle Carnicerías, 16.

 

- Don Joaquín Guerola, Cartagena. Escribe que no faltan ni problemas ni bendiciones en la obra de Cartagena y distrito. Juntamente con don Juan Federico, ha dedicado bastante tiempo al envío de los calendarios -de bloque- que se ofrecen a los radioescuchas. Este testimonio queda visible en muchísimos hogares durante todo el año, y es aprovechado hasta en alguna escuela.

 

- Don Pedro Martínez, Águilas, está agradecido al Señor por la ayuda que la iglesia ha recibido del Señor al llevar a cabo importantes reformas en la Capilla. En Almería se solucionó un problema bastante grave, que permite un aumento de bendición, especialmente entre los jóvenes.

 

- Don Francisco Martín, La Coruña, informa sobre un acto de bautismo en el que obedeció al Señor un hermano de don Guillermo Mitchell Thompson. Este hermano reside en Bilbao, pro el acto fue realizado en La Coruña de acuerdo con arreglos hechos con la iglesia allá. También se gozaron los hermanos de La Coruña al celebrar su "II Conferencia Juvenil" asistiendo jóvenes de Marín, El Ferrol, etc., con visita de don Pedro Navarro, de Huelva.

 

- Don Daniel García, Gijón. Los hermanos de Gijón aprovecharon muy bien las oportunidades que se ofrecieron el día 1º de noviembre en el cementerio donde centenares de personas escucharon el Evangelio, y unos 4.000 tratados y Evangelios fueron repartidos. La literatura fue recibida con interés y agradecimiento por los visitantes al cementerio.

 

- Don Claudino Canal, de Lugo, con otros hermanos, también tuvieron parecidas oportunidades en el cementerio de la ciudad el día 1º de noviembre, presentándose ocasiones para mensajes también. Una visita suya a Lausanne, Suiza y otros lugares del país, fue motivo de gozo para grupos de emigrados españoles.

 

- Don Álvaro Figueirido, de Castiñeiras, describe varios contactos muy interesantes con personas de clase profesional. En Palmeira hay una familia interesada que nuestro hermano visita.

 

- Doña María San León. Nuestra hermana ha estado durante un periodo en Madrid, pasando luego a continuar su obra entre hermanas y jóvenes a Valladolid. La mención a Valladolid debiera recordarnos el gran esfuerzo que nuestros hermanos allí están realizando para proveerse de una amplia capilla.

 

lunes, 23 de septiembre de 2013

La madre de John Nelson Darby (1.757-1.847).


 
"La madre de Darby se llamaba Anne Vaughan (1.757-1.847). Sus padres fueron Samuel y Sarah Vaughan que se casaron en Boston, Massachusetts, y su padre era propietario de unas plantaciones de azúcar en Jamaica y tenían unos 300 esclavos. Anne fue su quinta hija y nació mientras la familia estaba en Londres donde se habían mudado en 1.752, y aunque los Vaughans eran Unitarios, ella se bautizó en una iglesia Presbiteriana en Londres. La familia regresó a Filadelfia, y fue allí donde John Darby, que estaba en una visita a América, se casó con Anne en 1.784 en una iglesia episcopaliana. La dote de Anne fue 2.500 libras, y la recién formada pareja regresó a Londres. John Nelson Darby parece haber tenido una relación afectiva con su madre por lo que escribió en una carta en 1.869:

"Tengo un encantador retrato de mi madre, que me recuerda a ella tal como era [...] Por eso es tan precioso para mí como mi madre misma [...] No podría deshacerme de él como si fuera una pieza de lona; percibo a mi madre en él. Valoro este retrato; lo llevo conmigo; pero si me detengo en la perfección de la pintura como una obra de arte, se pierde el vínculo con mi corazón."

(¡No será una sorpresa el saber que este pasaje se menciona a razón de una ilustración del significado del pan y el vino en la cena del Señor para los creyentes!)

Anne Darby murió de la gripe en el último día de 1.847 en el Markly Estare en Warbleton en Sussex que su esposo había comprado, y donde su hijo George vivió después de heredarlo a la muerte de su padre, John Darby en 1.834. Ella permaneció como anglicana y dijo a John Nelson en una carta que ella podía refutar sus críticas al anglicanismo. Está enterrada en un cementerio anglicano en Warbleton.

 


Información facilitada a través de Ken Barrett por Neil Dickson

 

Nota: fotos tomadas durante una excursión de la conferencia internacional de historiadores y archivistas de las AA. HH. en julio de 2.013.
 

lunes, 16 de septiembre de 2013

D. Enrique K. Haselden Montes (1.900-1.967)


 
Nació en La Carolina (Minas del Centenillo), hijo de padre inglés y madre española, educado en la religión protestante, pero ya joven estudiante, dudaba incluso de la existencia de Dios. Fue en el año 1.921 en Linares, cuando clamó a Dios pidiendo que se le revelase y en el mismo momento vio su condición de pecador, pidió el perdón de sus pecados y aceptó a Cristo como Salvador. Continuó estudiando, obteniendo los títulos de Perito Electricista, Perito Mecánico e Ingeniero Industrial.
Terminados sus estudios, en 1.929, vino a trabajar a Barcelona. En 1.930 contrajo matrimonio con doña Magdalena Urrutia Hernando. El 29 de noviembre de 1.931, domingo, a las 4 de la tarde, tuvo lugar la primera reunión pública en la Iglesia de Avenida Mistral, 97, entonces Avenida Milans del Bosch.
Durante el verano de siguiente año 1.932, eran bautizadas 25 personas. Antes de tres años el número de miembros de la nueva Iglesia rebasaba la cifra de cien.
El domingo, 4 de marzo de 1.934, se trasladaba la Iglesia a la calle Francisco Layret 167 (hoy Marqués del Duero). El motivo del traslado fue que en aquella época la Avenida de Mistral era un lugar muy poco transitado mientras que la calle Marqués del Duero, era un hormiguero de gente.
El emplazamiento de la nueva Iglesia fue bien aprovechado, pasaba tanta gente que se vio la necesidad de tener dos cultos de Evangelio durante la tarde, además de continuas campañas de Evangelización colocándose grandes carteles en la puerta de la Iglesia.
Además, se alquiló un pequeño local en la barriada de La Torrassa donde se predicaba todos los domingos el Evangelio, luego, cuando pareció que aquel barrio ya había sido evangelizado y no respondía, se trasladó a la barriada de Santa Eulalia, donde se alquiló otro local.
Vale la pena señalar que poco después de dejar Avenida Mistral 97, don Enrique Haselden alquilaba los mismos locales donde antes había estado emplazada la Iglesia para montar un taller. La Guerra Civil de 1.936-1.939 sorprendió a la Iglesia en pleno desarrollo, en los primeros días de la Guerra el local destinado a Evangelización en la Barriada de Santa Eulalia fue saqueado y se perdió todo su mobiliario, al final de la Guerra lo único que pudo recuperarse fue el armonio.
Terminada la Guerra Civil en el año 1.939, comenzó una época difícil para el pueblo de Dios en España. La iglesia de Marqués del Duero, 167, como todas las demás de Barcelona tuvo que cerrar sus puertas y don Enrique abrió las de su domicilio particular. En su casa se tenía el culto de Santa Cena, cultos de Evangelio, cultos de jóvenes. En más de una ocasión se rebasó la cifra de 100 asistentes. Como consecuencia de esto don Enrique fue detenido, permaneciendo dos semanas en la cárcel, y dada la circunstancia de ser súbdito inglés, fue expulsado de España. Esto ocurría en noviembre de 1.940 en plena Guerra Mundial.
Don Enrique tuvo que permanecer en Inglaterra hasta 1.945, pero allí no perdió el tiempo. En el lugar donde vivía, organizó una Escuela Dominical entre los niños del barrio y en el momento de dejar Inglaterra para regresar a España, dejaba organizada una Escuela Dominical con más de 150 niños, y con el gozo de haber visto a varios de ellos entregarse a Cristo.
Durante su ausencia, la Iglesia que se había reunido en calle Marqués del Duero, siguió celebrando cultos por las casas viendo como muchas personas aceptaban a Cristo como Salvador, una de las casas que se abrió para la predicación del Evangelio estaba situada en Santa Coloma y así principió lo que es hoy (n.r: escriben en 1.969) la Asamblea de Santa Coloma. Cuando en octubre de 1.945 las Iglesias de Barcelona pudieron abrir de nuevo sus puertas, una serie de circunstancias hacían necesario para la Iglesia que en 1.936 se reunía en calle Marqués del Duero otro lugar de culto, además de éste, y fue entonces cuando don Enrique generosamente cedió graciosamente el local donde tenía instalado su taller y así pudieron abrir las puertas dos Iglesias; una en calle Marqués del Duero y otra en Avenida Mistral.
Ya de regreso a España, don Enrique proyectó toda una reforma de los locales de su antiguo taller, derribando tabiques, cubriendo patios y construyendo un palco, y así llegó a su actual estructura la Iglesia de Avenida Mistral, esto tenía lugar en el año 1.947.
En octubre de 1.949, un grupo de hermanos de Mistral, sintiendo su deseo de extender el Evangelio a otro distrito y en plena comunión con la Asamblea Madre, abrían un nuevo lugar de culto en la calle Pinar del Río, 27 y al año siguiente ya era reconocida como Asamblea autónoma.
En septiembre de 1.956, un grupo de hermanos pertenecientes a las Asambleas de Marqués del Duero y Avenida Mistral abrían otro en la calle Alegría, 54 (La Florida), hoy Asamblea autónoma.
En octubre de 1.966, después de haberse comprado el terreno y edificado exprofeso para reunirse la Iglesia, sea abría un nuevo lugar de testimonio en el Pasaje de Jaime Roig 14 (Las Corts).
Al publicar estas líneas en memoria de don Enrique y dar toda la serie de datos que preceden no queremos ensalzar ni por un momento al hombre, sino por el contrario, mostrar lo que puede hacer el Señor con un siervo que se abandona en sus manos.
Don Enrique era para todos los que le conocíamos un hombre bueno, simpático, muy distraído, alegre, el antitipo de un santurrón, con sus defectos, sus fallos... pero un hombre redimido por Cristo que se había consagrado por completo a su Señor, y en su consagración no había excluido su bolsillo.
Don Enrique no dejó su profesión, con lo que ganaba de su trabajo cubría sus necesidades y ayudaba a la Obra, pero además se preparaba para poder predicar el Evangelio y exhortar a la Iglesia, y llegado el caso entregó todo lo que tenía a su Señor. En la madrugada de día 29 de junio último, don Enrique sufrió una trombosis cerebral que le afectó centros vitales, entre ellos el habla, aunque con dificultad había ratos que podía decir algo y teniendo a todos los suyos a su alrededor les expresó su gozo y su seguridad de ir con su Señor y cantó con ellos el himno "Cristo está conmigo: ¡Qué consolación!".
¿Había alguna preocupación en esos momentos? Sí, la salvación de todos sus seres queridos y parientes.
¿Algún sentimiento? Sí, el de su indignidad, algunas de sus últimas palabras, que repitió varias veces, fueron: "Estoy muy contento". "Estoy muy contento". "Todo por Gracia". "No merezco nada". "Todo por Gracia".
¿Se lamentaba de algo? Sí, de que su entrega a su Señor no hubiese sido mayor, de que no le hubiese podido ser más útil.
Cuando la enfermedad cerró sus labios, antes de que la muerte los sellase, ni una queja, su rostro reflejaba la paz y el gozo de su corazón, cuando los suyos le leyeron el Salmo 23 al llegar al versículo 4 "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo", él les interrumpió para expresar como pudo que aquella era su experiencia.
El día 7 de julio de 1.967, a las 7 de la tarde, el Señor llamó a su presencia a su siervo don Enrique, mientras todos los suyos y algún anciano de la Iglesia estaban orando alrededor de su cama.
 

(Revista "Edificación Cristiana", número complementario 1.967-1.968)

lunes, 9 de septiembre de 2013

D. Edmundo Woodford: apunte biográfico. (1.891-1.966)

 
Reseña aparecida en la revista "Edificación Cristiana", enero-febrero de 1.967:
 
"Según anticipamos en el breve anuncio de nuestro último número, don Edmundo Woodford pasó a la presencia del Señor el día 7 de diciembre de 1.966. Fue figura tan destacada en la obra del Señor en España que es una grata obligación para la redacción de "Edificación Cristiana" poner de relieve algunas facetas de su persona y servicio dentro de lo que nos permiten las escasas referencias escritas sobre don Edmundo y los recuerdos de quienes le conocieron.
 
Juventud. Como tantos siervos de Dios que llegaron a dedicar sus vidas a la obra misionera, don Edmundo se crió en un hogar piadoso, aceptando a Cristo como su Salvador en su niñez. Era londinense, pero trababa fuertes lazos con las asambleas del condado de Suffolk. Ingresó en el cuerpo de funcionarios del estado, pero sus deberes profesionales no le impedían poder entregarse a un testimonio celoso y eficaz, aprovechando las oportunidades posibles para llegar a las almas con el Evangelio. Durante la primera guerra mundial mostró su grandeza de espíritu al rehusar el servicio militar por razones de conciencia. En aquella época no se hacían muchas concesiones a los que mostraban tales objeciones, pero el joven funcionario aguantó los sufrimientos con tal de ser fiel a lo que él creía ser la voluntad del Señor.
 
Llamamiento misionero. Creemos estar en lo cierto al decir que el interés de don Edmundo por España se despertó debido a su contacto con don Enrique Turrall y esposa. De todas formas empezó su "aprendizaje" en Marín en el año 1.919, a la edad de 28 años. Allí también halló la ayuda idónea quien había de estar a su lado durante tantos años, precediéndole en su paso a la gloria solo por un mes. Unidos en vida, hubo poca separación en su muerte.
Por la misma época llegaron otros obreros desde Inglaterra, pasando a su campo de servicio en España por la "cabeza de puente" de Galicia, quienes pueden considerarse de la misma "quinta" de don Edmundo. Nos referimos a los señores Biffen, Chapell y Davis. Estos nombres nos hacen meditar en los trabajos de los misioneros "veteranos", de los cuales quedan muy pocos hoy en día. Después de largos años algunos siervos de Dios vinieron también de las asambleas británicas -que tanta parte han tenido en "abrir brecha" para el Evangelio en España- pero el repaso de las filas de los misioneros nos impulsa a meditar en las responsabilidades de los hermanos españoles frente a las angustiosas necesidades de hoy. ¿Quiénes llenarán los huecos que el tiempo va abriendo en las filas de los obreros?
 
Don Edmundo, misionero pionero. Cuando don Edmundo llegó a España las asambleas más conocidas de Galicia ya se habían fundado, y en general, gozaban de una vida floreciente. Había mucho que hacer en la esfera de la labor pastoral y de la enseñanza para lo cual don Edmundo estaba notablemente preparado y dispuesto. Con todo, cuando algunos años de libertad abrieron otras posibilidades, no pudo contentarse con "lo hecho" y sintió la necesidad de llevar el Evangelio a distintos puntos de la provincia de Orense donde el Señor había abierto nuevas puertas. Las carreteras y caminos vecinales eran pésimos y los coches de entonces se averiaban con la mayor facilidad; las autoridades locales a veces eran complacientes y otras todo lo contrario, pero D. Edmundo era luchador y se animaba más frente a los obstáculos. Por ahí vino una notable extensión del testimonio en Galicia.
 
Don Edmundo, predicador, enseñador y consejero. Además de predicar constantemente en las iglesias más cercanas D. Edmundo recibía invitaciones constantes para las "reuniones anuales" de Galicia y para las conferencias de Madrid y Barcelona. Su figura alta y recta -en tiempos de salud normal- imponía respeto; sus mensajes eran  bíblicos cien por cien y se expresaba en términos claros; con todo, raras veces llegaba a la severidad y una sonrisa repentina endulzaba las exhortaciones. No dejó de acudir a Madrid mientras se lo permitía su salud, y sus ocasionales visitas al Centro y Sur dejaban un grato recuerdo de su ministerio entre casi todas las asambleas.
Colaboró con don Celestino Puente y don Mariano San León en la organización de las clases de verano de estudio bíblico en Villar, gozándose mucho al desmenuzar la Palabra ante los jóvenes que acudía. Era apreciado Consejero de CURSOS DE ESTUDIO BÍBLICO y con frecuencia basaba su ministerio en clases bíblicas en Vigo en uno u otro de los cursos, viendo la necesidad de una instrucción sistemática en la Palabra.
El periodo de la guerra civil -y el de la postguerra- afectó los planes de D. Edmundo como a todos los demás misioneros extranjeros, pero no dejaba de ejercer un amplio ministerio en Inglaterra donde era muy conocido y apreciado. Al llegar días normales hallamos a D. Edmundo radicado en Vigo donde se dedica a la labor -aparte de los viajes mencionados- viéndose la extensión de la obra en la fundación de la asamblea en Lavadores. Visitas de todas partes de Galicia pasan por su despacho para recibir ánimo y consejos.
 
Don Edmundo como escritor. D. Edmundo se carteaba con casi todos los líderes de la obra entre las asambleas y su máquina de escribir descansaba poco. Al igual que sus mensajes, sus cartas eran claras y contundentes, pues expresaba su opinión sin rodeos sobre los asuntos que surgían. Es un aspecto de su ministerio que conocen pocos, pero que se revestía de gran importancia en un círculo de iglesias que no admiten directrices de jerarquías ni de sínodos, pero que -por eso mismo- necesitan de los consejos de hermanos sabios en la Palabra.
Más conocida es su colaboración en las varias revistas que han circulado entre las asambleas, remontando hasta "El Evangelista" y "El joven cristiano" de antes de la Guerra Civil y llegando hasta "El Camino" que ahora se llama "Edificación Cristiana", en la cual apareció  un artículo suyo hace pocos meses. Se destaca una serie bastante extensa de estudios sobre los colegas del apóstol Pablo titulada "Mis colaboradores" que combinaba la exacta exposición con lecciones de gran importancia práctica. ¡Cuánto debemos recordar aquellas lecciones sobre la necesidad de una estrecha colaboración entre los obreros y guías al adelantar la Obra según las normas de la Palabra y bajo la dirección del Espíritu Santo!
 
El fin. La entereza del alma de este gran siervo de Dios se puso de relieve durante sus años de enfermedad, pues su determinación fue vencer las condiciones físicas hasta el límite de lo posible. Los viajes tuvieron que ser suspendidos por obligada necesidad, pero no por esto estaba menos "entregado" a la tarea. Sus últimas palabras, recogidas por su hija doña Eunice y su hijo político don Álvaro, expresan elocuentemente el sentido de su vida: "Trabajé todo lo que pude... estoy preparado para marchar". El entierro constituyó una imponente manifestación de simpatía y de aprecio, no sólo de parte de los hermanos sino de la ciudad de Vigo, representada por algunas de sus autoridades. Pero más importante es la otra esfera. Según el temor de sus últimas palabras, pudo haber dicho con el apóstol Pablo: "Téngannos los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel... el que me juzga es el Señor... cada uno recibirá su alabanza de Dios. (1ª Cor. 4:1-5). A lo que corresponde la "bienvenida": "Bien, buen siervo y fiel: sobre poco has sido fiel; sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor."

 

 

martes, 3 de septiembre de 2013

Enrique Angurell Martí (1.897-1.968): In memoriam


 
"El día 23 de abril de 1.968 partió a la presencia del Señor, a los 70 años de edad, nuestro hermano don Enrique Angurell Martí, muy conocido en los medios evangélicos, no tan sólo de Barcelona, sino de toda Cataluña y aun de España.
Muy apreciado por su dedicación constante en pro del evangelio y muy amado por todos cuantos lo conocíamos, por su carácter tan amable, bondadoso y presto siempre a cualquier servicio para la causa de su Señor. Demostración palpable de esta simpatía hacia él y su familia fue el acto del entierro, al que acudieron centenares de personas, no tan sólo creyentes, sino también amigos y simpatizantes que llenaron completamente la Capilla de calle Teruel y luego el amplio recinto del Cementerio Protestante.
Fue una magnífica ocasión para testimoniar de nuestra fe a muchas personas que, conociendo el sencillo y limpio testimonio del hermano Angurell Martí, podían ser exhortados con toda propiedad a seguir los caminos de Dios. Los mensajes estuvieron a cargo de don Daniel González, en la iglesia y don Antonio Martínez, en el Cementerio. Hemos de pedir que el Señor bendiga este último testimonio dado por nuestro amado hermano aquí en la tierra.
 
Breves notas biográficas:
Don Enrique Angurell Martí nació el 29 de junio de 1.897, en Barcelona, en el seno de una familia cristiana; de joven conoció y aceptó a Cristo como su Salvador personal, siendo bautizado el día 8 de junio de 1.913, en la Iglesia de la calle San Gabriel, ahora en Calle Teruel, 22.
Formaba parte del Consejo de Ancianos de esta Iglesia, y en la actualidad tenía el número 15 de orden de miembro de la misma, siendo, pues, de los más antiguos.
De joven asistió a la Escuela Evangélica Diaria, de la calle San Gabriel, siendo su maestro don Enrique Agraz.
En 1.930 colaboró en los inicios de la Obra en Calella y Pineda, poblaciones de la costa catalana.
Fue director de la revista "Verdades", dedicada especialmente a los niños evangélicos, publicada de 1.932 a 1.936, en que cesó su aparición con motivo de la guerra civil. Cuando sobrevino ésta, y fueron cerradas las Iglesias, continuó su labor evangelística, y a principios de 1.937 abrió su hogar, donde se celebraron cultos todos los domingos. Asimismo, al final de la guerra civil española se reanudaron los cultos en su domicilio de calle San Gil, teniendo os de la tarde un carácter marcadamente juvenil, congregándose jóvenes de todas las denominaciones, incluso de poblaciones del contorno, como Tarrasa, etc., y se fomentó el amor y la comunión por encima de barreras denominacionales. Estos cultos, de los que muchísimos jóvenes de entonces guardan un gratísimo recuerdo, continuaron por espacio de 6 años.
Colaboró en la formación de la Iglesia en Villanueva y La Geltrú en el año 1.946, en la fundación de la cual tanto laboró su hijo mayor, Enrique, hasta el año 1.952, y en la que continuó colaborando con don Antonio Martínez, quien actualmente lleva la Obra.
Recientemente colaboraba en la Iglesia en Igualada, obra iniciada hace tres años por un grupo de jóvenes de la Iglesia en calle Teruel, y que Dios bendice, a pesar de las dificultades.
Fue un gran defensor de las actividades juveniles y de la responsabilidad de los mismos. En este sentido fue un inconformista, un hombre que luchó contra los tradicionalismos y que procuró servir a su Señor, pero en la circunstancias del día, no del siglo pasado, y siempre dentro de la más pura ortodoxia cristiana."
 
 
(Publicado en la revista "Edificación Cristiana", mayo-junio de 1.968)