lunes, 8 de diciembre de 2014

Robert J. Senington (1.846?-1.916)



"Nuestro hermano vino de Inglaterra como misionero de las Asambleas de Hermanos en el año 1873 en compañía de otros hermanos. Fue el primer misionero de la Asambleas de Hermanos que estuvo en la provincia de Jaén, principalmente en Iznatoraf y Linares.

 

En una carta a Inglaterra en enero de 1884, hace mención de una visita a nuestra zona (provincia de Jaén), donde destaca que había recogido correspondencia atrasada de otra visita anterior, y que su servicio en esta provincia estaba haciéndose más continua.

 

Habla también de una visita a Úbeda, donde acaba de comenzar una obra un joven hermano, Luis Vicente Pérez Santos, natural de Iznatoraf.

 

En otra carta de 1885, menciona una gira que realizó con el joven mencionado anteriormente por Granada y Almería, visitando los pueblos que fueron afectados por un gran terremoto en ese año, llevando ayuda monetaria y repartiéndola entre los afectados.

 

Senington era un hombre soltero y estaba siempre dispuesto a suplir las ausencias de los hermanos misioneros por enfermedad u otros motivos. Había pertenecido en su juventud a la Iglesia de Bethesda, en Bristol, pastoreada por George Müller, el fundador de las grandes casas de huérfanos de aquella ciudad.

 

Su predicación era principalmente expositiva, como la de un hombre poderoso en las Escrituras y su estilo correcto, a pesar de la rapidez con que hablaba nuestra lengua. Regresó a Inglaterra con la salud quebrantada por ataques de parálisis, experimentando algún alivio, pero la dolencia volvió a presentarse, agravándose hasta producir la muerte. En la revista “El Cristiano”, de 1916, se dice lo siguiente:

 

“Con verdadero sentimiento hemos leído en “The Christian”, de Londres, la noticia del fallecimiento de este siervo de Dios a la edad de 70 años, habiendo consagrado 40 años a la obra evangélica en España. Había pertenecido a la Iglesia de Bethesda, en Bristol, pastoreada por el renombrado George Müller, el fundador de las grandes casas de huér­fanos de aquella ciudad”.

 

Quiera el Señor bendecir la larga labor de cuarenta años que Robert Senington hizo en España, estando algunos de ellos en la provincia de Jaén, principalmente en Linares."

 

Fuente: "Nuestras raíces evangélicas en la provincia de Jaén", Juan López Soto.

Foto: Panorámica de Iznaroraf (Jaén)

lunes, 1 de diciembre de 2014

"Crónica de Zamora", año 1.966. (II parte y final)



... En menos de un año pasamos nosotros del proyecto, que nos parecía utópico, a la inauguración de una capilla hermosa, magníficamente bien ventilada e iluminada con tres habitaciones, además, para usos auxiliares o vivienda. Queremos hacer constar nuestra gratitud hacia todas las iglesias y hermanos que nos sostuvieron con sus oraciones y donativos para que pudiéramos ahcer todas las obras de adaptación del edificio, mobiliario, etc. "¡Mirad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos igualmente en uno!"

Hermanos de Toro, Benavente, Pobladura, La Torre, Villalpando, El Maderal, Toral de los Guzmanes, León, Valladolid, Salamanca, Béjar, Madrid y hasta de Inglaterra, y buena concurrencia de amigos y simpatizantes de la ciudad, llenaban el local hasta abarrotar no sólo la capilla, sino también las dependencias interiores, donde habíamos instalado un buen servicio de altavoces.

Fue un día muy lleno. El culto inaugural, a cargo de don Ernesto Trenchard y don Eric Bermejo, duró dos horas y media, soportadas a pie firme por buena parte de la concurrencia. Luego los efusivos saludos de los hermanos visitantes, con muchos de los cuales no nos veíamos desde hace mucho tiempo. Salida a un campo inmediato, donde la mayoría comimos, disfrutando de una temperatura deliciosa. El tiempo se nos hizo corto. Pronto hubo que interrumpir los saludos y conversaciones para reunirnos de nuevo en la capilla en un culto juvenil, donde don José Manuel González nos dirigió un magnífico mensaje. Tras un pequeño descanso, nueva reunión para anunciar el evangelio por boca de don Audelino González y don Federico Sancho. La juventud de León ayudó cantando algunos himnos a cuatro voces en cada culto. Eran las ocho y media cuando acabábamos los cultos de un día lleno de gozo extraordinario.

En días sucesivos la capilla se vio muy concurrida por curiosos; pero la principal satisfacción nos la dio un amigo que asistió por primera vez a un culto el día de la inauguración y que, yendo en su coche, al recordar lo que había oído, su corazón fue compungido por el Espíritu Santo, y en medio de la carretera lloró y pidió al Señor lo aceptase como su hijo. Quiera Dios que éstas sean las primicias de una cosecha abundante.

Cuando escribimos esta crónica siguen los cultos muy concurridos. Muchos son curiosos que se van pronto. Otros, sin embargo, quedan y están asistiendo con regularmente. Orad por nosotros, hermanos, para que el Señor nos dé gracia y sepamos presentar su Evangelio con sabiduría y poder de lo Alto. 

 (Rodolfo González)

 
(Publicado en la revista "Edificación Cristiana", Mayo-Julio de 1.966)